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Carrera 25A # 1A sur-45, Torre Medica 2 el Tesoro, Consultorio 1663. - Medellín, Antioquia
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Cuando se realiza una intervención sobre el tiroides siempre es para extirpar una parte o bien la totalidad de la glándula. Las operaciones más frecuentes consisten en la extirpación de uno de los lóbulos (hemitiroidectomía), de toda la glándula (tiroidectomía total) o bien de casi toda (tiroidectomía subtotal); En ciertos tipos de cáncer es necesaria la extirpación de los ganglios linfáticos presentes alrededor de la glándula. La elección por parte del cirujano de una intervención u otra se basa en la enfermedad que usted tenga.
El ingreso hospitalario tras la intervención es de uno a tres días. En general, se da el alta a las 24 horas si se ha realizado una tirodectomía parcial o total y entre el tercer y quinto día si, por algún motivo, la operación ha sido más complicada.
Algunas intervenciones se pueden realizar de manera ambulatoria.
La mayor parte de las tiroidectomías se realizan a través de una incisión horizontal de no más de 5-7 cm. en la parte baja y anterior del cuello. Si el bocio es muy grande o el paciente tiene un cuello muy corto o está comprometido por cáncer pueden ser necesarias incisiones más largas. Siempre que sea posible se aprovecha una arruga del cuello para disimular la incisión quirúrgica.
Las tiroidectomías son poco dolorosas y la mayor parte de pacientes precisan tan sólo de una a tres inyecciones de analgésico después de la operación.
El tiroides regula el peso del organismo ya que controla la cantidad de energía que quemamos. Tras la operación el peso no debe modificarse siempre y cuando la función tiroidea sea correcta o, si la tiroidectomía ha sido total, usted tome la dosis adecuada de hormona (Levotiroxina). Si la función tiroidea es insuficiente puede producirse un aumento de peso.
Por este motivo, después de la operación se le realizarán unos análisis para comprobar si la concentración sanguínea de hormonas tiroideas es la adecuada. Si es así, su peso no debe alterarse para nada. En circunstancias excepcionales es necesario suspender la toma de hormonas tiroideas durante 6 semanas periodo en el que puede presentarse una ganancia de peso transitoria.
Es la intervención quirúrgica en la que se extirpa (quita) una glándula suprarrenal enferma.
Puede hacerse mediante una incisión en el abdomen o bien por laparoscopia (ver más adelante).
La causa más común por la que se realiza una suprarrenalectomía es porque se descubre un tumor en una glándula suprarrenal que produce un exceso de hormonas, la gran mayoría de estos tumores son benignos, cada tipo de tumor produce un exceso de una hormona determinada, por lo que los síntomas pueden ser muy variados.
Se sospecha que un tumor de una glándula suprarrenal está produciendo demasiadas hormonas por los síntomas. Se sabe seguro haciendo análisis especiales de la sangre y la orina, en algunas ocasiones es necesario repetir varias veces estos análisis.
Esta cirugía se lleva a cabo siempre bajo anestesia general, durante la intervención puede extirparse una (lo más normal) o las dos glándulas suprarrenales, en algunos casos especiales se puede quitar solamente el tumor dejando intacta la glándula suprarrenal sana, la mayoría de las veces se hace por vía laparoscópica, mediante pequeños orificios (de 5 y de 10 milímetros) en el abdomen por el que introducimos una mini cámara y los instrumentos, por uno de ellos extraemos la glándula con el tumor, esta vía es poco dolorosa, permite una recuperación rápida, tiene pocas complicaciones y deja unas cicatrices muy pequeñas.
En algunos casos no es recomendable operar un tumor suprarrenal por vía laparoscópica porque se sospecha que es maligno o bien porque tiene un tamaño excesivo, en estos casos se extirpa el tumor mediante una incisión en el abdomen (vía abierta) como se hacía antes de que se popularizara la laparoscopia.
Las células endocrinas del páncreas producen tumores que pueden o no secretar hormonas. Dentro de los tumores secretores los más frecuentes son los que producen un descenso del azúcar en la sangre (insulinomas) o hiperacidez y úlceras de estómago (gastrinomas o síndrome de Zollinger-Ellison). La mitad de los tumores de origen endocrino no segregan hormonas y se descubren por alteraciones analíticas o radiografías realizadas por otros motivos. Los tumores endocrinos del páncreas se pueden asociar con los de las glándulas paratiroides en una enfermedad familiar hereditaria que se conoce como Neoplasia Endocrina Múltiple de tipo I. Si usted sospecha que su enfermedad puede tener un origen familiar, debe comunicárselo a su cirujano.
Es el tumor endocrino más frecuente del páncreas. Produce un exceso de insulina lo cual comporta una bajada del azúcar en sangre (hipoglucemia). Los síntomas de hipoglucemia son mareos, desmayos, sudoración, palpitaciones y episodios de conducta extraña que, ocasionalmente, pueden llevar el paciente al psiquiatra.
Los síntomas aparecen o se agravan en períodos de ayuno. Se diagnostica midiendo las concentraciones de azúcar e insulina en sangre tras un período de 12-24 horas de ayuno y con radiografías del páncreas.
En primer lugar no debe usted confundir los tumores endocrinos con el cáncer (adenocarcinoma) de páncreas, enfermedad muy grave y casi siempre mortal. Más de la mitad de los tumores endocrinos son benignos y los malignos son mucho menos agresivos que el cáncer de páncreas. En general, cuanto mayor tamaño tienen los tumores endocrinos mayor es el riesgo de que sean malignos.
Cuando se realiza una intervención sobre el páncreas es para extirpar un tumor endocrino de forma aislada (enucleación) o para extirpar, junto con la tumoración, una parte del páncreas (pancreatectomía). El cirujano le explicará cuál de las dos opciones es mejor en su caso.
El ingreso hospitalario tras la intervención es de 4 a 8 a días. En general, se inicia de nuevo la ingesta de alimentos hacia el segundo o tercer día y, si se ha dejado algún drenaje, éste se retira entre el 5º y el 7º día.
Como las funciones del páncreas son facilitar la digestión y controlar el azúcar de la sangre, la ausencia de una porción del páncreas puede causar la insuficiencia de alguna de estas dos funciones. Así pues, tras la operación, su cirujano le estudiará la absorción intestinal y realizará análisis de azúcar en sangre por si fuera preciso realizar algún tratamiento con medicamentos.
La ablación por radiofrecuencia (RFA) es un tratamiento mínimamente invasivo diseñado para reducir el tamaño de los nódulos tiroideos benignos mediante la aplicación de calor controlado. Utiliza energía de radiofrecuencia para destruir el tejido nodular de manera precisa y segura, evitando en muchos casos la necesidad de una cirugía.
Este tratamiento ofrece múltiples beneficios para los pacientes, incluyendo:
La ablación por radiofrecuencia es ideal para pacientes con nódulos tiroideos benignos que:
Antes de someterse a una ablación por radiofrecuencia, el paciente deberá seguir una serie de pasos, que incluyen:
Después de la ablación, la recuperación suele ser rápida y poco dolorosa. Es posible que el paciente sienta leves molestias o inflamación en el área tratada, las cuales se pueden controlar con analgésicos comunes. Las visitas de seguimiento ayudarán a evaluar la reducción del tamaño del nódulo y a asegurar que el tratamiento haya sido efectivo.
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